Jamás sabré si fue el tiempo que se nos echó encima, o nuestra estúpida manía de quitarnos los relojes cuando estabamos juntos.
Pero lo cierto es que esa tarde, aquella tarde, ninguno se atrevió a decir que ya había llegado la hora.
PD: 6 meses sin saber de ti son demasiados.
1 comentario:
Muy bonito...
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