De ti aprendí a sobreponerme a las adversidades y el poder de la lucha.
De ti aprendí la luz de una sonrisa. Como después de todo lo sucedido puedes iluminar esas frías sábanas y alegrarme la cara, el día y la vida. Porque así, así es como quiero recordarte.
Pero aún no, aún tenemos mucho que vivir.
PD: Hoy soy feliz, mi abuela ya está en casa.
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