domingo, 19 de abril de 2009

Flores Silvestres

Me he pasado la mitad de la semana leyendo a Lucía Etxeberría como si mi cuerpo lo necesitase para poder funcionar y la otra mitad intentado pensar el porqué me parecía(parece) tan repulsivo. Me ha llevado todo el domingo descubrir que no era mi cuerpo quien necesita un respiro.

Lucía(o más bien Eva, su personaje) tiene la ridícula obsesión de creer que somos capaces de dividirnos en dos y tiende a culpar siempre siempre a una mitad de todas las cosas malas que le suceden. Es cuando esa mitad la supera cuando necesita morir. Y no por el hecho de abandonar este mundo, no por el hecho de ceder antes las cosas, sino (y aquí viene lo curioso) justamente por el hecho de querer vivir.

Creo que es una excusa muy barata el creer que tú eres la parte buena que siempre está limpia de toda culpa y poder cargarle el muerto constantemente a alguien.

Supongo que por eso la semana que viene estaremos de presentaciones...

"Es la hora. Se acerca. Shhhhh. Atentos, que viene."

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